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El Juez Dredd es un personaje de comic creado por el guionista John Vagner y el dibujante español Carlos Ezquerra. Personalmente no se nada del comic puesto que nunca he leido ninguno, pero pinta un futuro postapocalíptico en que américa se reduce a un puñado de Megaciudades con una población masiva, que se extiende a lo largo de una infinidad de kilómetros.
Con Dredd (2012) nos encontramos ante la segunda adaptación al cine del personaje, después de la protagonizada por Stallone en 1995. Aquella no dejó con un buen sabor de boca a la gran mayoría, y más todavía a los fans del comic. Aunque era una aventurilla con un punto de partida que no estaba mal, a la cosa le faltaba la ansiada acción por los cuatro costados, ya que el guión no aprovechaba el solvente recurso del policía que persigue a un genio del crimen. Después de unos diecisiete años iba siendo hora para un segundo intento, y la verdad es que casi se estaba pidiendo a gritos. Llama la atención que un personaje tan caracterísitico como Dredd no haya tenido más oportunidades en la gran pantalla.
El director es Pete Travis, de origen inglés, lo que a priori hacía intuir que al ser del mismo país que el comic, sabía de qué iba esto, ya que la implicación resulta inevitablemente mayor al tratar con un producto patrio.
Mis dudas estaban precisamente en el protagonista Karl Urban. Un actor mayoritariamente secundario cuyo mejor papel ha sido hasta ahora el de Eomer en la trilogía de El Señor de los Anillos. Fue el sorprendente protagonista de la fallida Doom (2005). La cosa no salió muy bien como action hero, y esta era por tanto su segunda oportunidad de encabezar un reparto.
Trailer
Sin embargo todas mis dudas desaparecieron con el excelente trailer. La primera vez que lo ví ni sospeché hasta el primer minuto que era la película de Dredd, todos esos disturbios urbanos estaban muy bien hechos, su ambientación hacía parecer que esa cuidad era muy cercana, por lo que el truco de lograr que una película de ciencia ficción parezca un futuro probable ya estaba hecho. Todo hacía presagiar un Dredd más humano y cercano que Stallone, en medio de un mundo caótico en que la justicia es lo único en lo que vale la pena creer. Por el trailer, parecía que iba a ser una película de acción urbana, que a Dredd le mandan a un barrio donde nunca ha habido un juez antes (¿por qué será?) para que desmantele una banda de traficantes de drogas. Pintaba muy bien.
La película
La película es en realidad una buddy movie que resulta nostálgica ya que el punto álgido de esta clase de películas fueron los 80 y 90. Después de haber resuelto un caso de huida y secuestro, a Dredd le encasquetan a Anderson, una compañera novata, una medium que en un momento dado podría descubrir valiosa información, para que pase su evaluación final en forma de primer día de trabajo (desonozco si estos son los verdaderos orígenes del personaje). De golpe la buddy movie ya está enriquecida con la relación mentor - alumno, casi siempre forzosa para el segundo, que acostumbra a ir solo.
Seguimos descubriendo agradables sorpresas, como que la villana es Ma-Ma, una traficante que posee todo el Slo-Mo de Megacity, una droga que hace al cerebro ralentizar el tiempo real. Esta mafiosa de ciencia ficción, interpretada con acierto y sobriedad por Lena Heady, famosa por su actuación en la popular Juego de Tronos (2011) dando vida a Cersei Lanister, es mucho más que creible.
A los jueces les mandan a investigar un asunto de drogas a un monstruoso e imponente rascacielos de doscientos pisos, donde no solo cohabitan una infinidad de familias civiles, sino que todo está copado por distintas bandas callejeras anexionadas por Ma-Ma. Cuando Dredd y Anderson detienen a un camello de Slo-Mo, Ma-Ma les precinta el edificio para que no puedan huir, y empezará a mandarles las interminables oledas de asesinos con los que cuenta.
A estas alturas son claros los ecos de Die Hard (1988), no solo porque los representantes de la justicia estén rodeados por un enemigo superior en número y armamento y por no tener salida, sino porque el edificio empezará poco a poco a revelar todo su interior. El trailer se había guardado muy astutamente todas estas bazas.
Todo tiene también tiene tintes de videojuego, la única solución es llegar a los controles y abrirlo manualmente, por lo que solos, y con la munición contada, todo lo que se puede hacer (empezando desde la planta baja) es llenar cada piso de plomo y balas hasta llegar al final. A medida que todo avanza vamos viendo que la película, además de contar con una atmósfera claustrofóbica, viciada, y a ratos épica sobre todo por el discurso que se marca Dredd desde una cabina, está hecha con bastante ingenio y sin extravagancias innecesarias, cuántas veces habrán pasado por el mismo pasillo y nadie se ha dado ni cuenta.
Y lo mejor aun está por llegar. Cuando la cosa amenaza con hacerse demasiado repetitiva, el guionista se saca de la manga una idea tremenda, los jueces que responden a la llamada de auxilio y entran en el edificio, resultan estar sobornados por Ma-Ma, por lo que los jueces, esas entidades futuristas que representan ciegamente a la justicia, se caen del pedestal en que les hemos puesto. Todos somos humanos. Dredd se les enfrentará en una escena en que se respira algo de Solo ante el peligro (1952).
El desenlace es convencional, acabando con el imperio de Ma-Ma a golpe de disparos...y de caida libre (otro guiño a Die Hard), pero no menos espectacular que el resto.
Recepción y crítica.
En general la película (que toma prestadas algunas pinceladas de la de Stallone como el pie al bajarse de la moto, la frase de "yo soy la ley", o decir al final "sabía que dirías eso) es un saludable entretenimiento para los fans del cine de acción, que en los últimos años solo han disfrutado a cuentagotas de buenos productos que les hagan recordar el sabor añejo. No cabe duda de que esta es una de ellas, muy por encima de la media del género. Muy cuidada desde el punto de vista de la ambientación y de la atmósfera, con un protagonista carismático que le ha hecho ganar un cierto prestigio a Karl Urban, y sin descuidar tampoco a los demás actores; una convincente Lena Heady y una buenísima Olivia Thirlby en su papel de la novata Anderson que da el pego como mujer policía. Además las escenas al ralentí, siempre que el Slo-Mo está presente, permiten recrearse en la belleza de imágenes muy trabajadas.
Más allá de lo estético cabe detenerse en la simbología de Dredd, un esfuerzo sobrehumano por controlar la delincuencia en un mundo caótico. No se quita el casco en toda la película, lo que ayuda a que sus intimidades permanezcan ocultas tras ese pedazo de metal. Solo ha sido un día de trabajo, habrá muchos más.
Por el momento los números no incitan al optimismo, costó unos cuarenta millones y no ha recaudado aun ni siete (datos de wikipedia), y eso pese a que se había presentado principalmente en 3D, algunos rumores ya comentan que su secuela corre peligro. Esperemos desde luego que la cosa mejore, porque Dredd es un personaje que aun puede dar bastante, y no estaría mal que Pete Travis estuviera otra vez al mando, puesto que es un director que cada vez me está pareciendo más fiable; en su filmografía aparecen la infravalorada En el punto de mira (2008) y Endgame (2009) sobre la liberación de Nelson Mandela, aparte de la aclamada Omagh (2004) sobre el atentado del IRA en 1998.
Nota en Filmaffinity: 6.6
Nota en imdb: 7.8
Nota personal: 8
Ma-Ma no es la ley
Yo soy la ley